A continuación te mostramos diferentes síntomas, si alguna de tus impresoras te está lanzando una o más de estas señales, es el momento de despedirte de ella:
- Lentitud. Si cada vez que vas a imprimir un documento te tienes que armar de paciencia, algo no va bien. Seguramente tus necesidades de impresión han crecido y tu impresora se ha quedado obsoleta, siendo incapaz de responder a tus exigencias. Puede que en los inicios de tu negocio no tuvieras muchos clientes y adquirieras una impresora con una capacidad de impresión inferior. Ahora el número de copias mensuales que imprimas puede que se haya multiplicado por 3, pero tu impresora sigue siendo la misma. Es hora de cambiar.
- Costes de impresión. Las impresoras antiguas tienen un consumo eléctrico mayor, sus consumibles son más caros y la capacidad de impresión es limitada. Quizá estés apurando el cambio de impresora por ahorrar pero te estás equivocando. Una impresora más vieja acarrea más gastos de consumo, impresión y mantenimiento. Es hora de cambiar.
- Prestaciones. Como en todas las tecnologías y como en todos los aparatos eléctricos, los avances se producen a un ritmo verdaderamente vertiginoso. Observa si tu impresora cuenta con prestaciones que las más modernas pueden ofrecerte y que, sin duda, agilizarían mucho tu trabajo: escáner, seguridad, conectividad WiFi, impresión móvil o el NFC. ¿Tu impresora no te ofrece estas funcionalidades? Es hora de cambiar.
- Calidad de impresión. Si tu impresora no te ofrece la calidad de impresión que necesitas, tienes un problema. Los documentos que salen de tu empresa también forman parte de tu carta de presentación y entregar documentos mal impresos con baja calidad puede acabar acarreando una pérdida de imagen y prestigio. Más aún si tu empresa pertenece a sectores donde la imagen es crítica como el diseño, la publicidad o la arquitectura. Si tu impresora no responde con la calidad que necesitas, es hora de cambiar.